Es más pequeño que uno de aquellos clásicos Seat Panda, pero resiste como el más caro de los modernos todoterrenos. Al menos, en el rally de la Ruta de la Seda. Es el Lada Oka 11113, un diminuto coche con el que el ruso Andrey Chudakov pretende llegar hasta Asghabat, la capital de Turkmenistán, la meta de este Dakar por la estepa.
Por el momento, lo está consiguiendo junto a su copiloto Dimitri Yudanov, en un desafío que comenzó como una manera de llamar la atención sobre los problemas de la asistencia médica en su país y que se está convirtiendo en toda una hazaña que admira a todos.
El coche es de 2005, pero fue diseñado en la década de los 80 y cuenta con la ayuda del grupo Kamaz. Tiene un motor de dos cilindros, tan sólo 750cc, como una moto, y 33 CV de potencia. Antes de partir ya tenía 80.000 kilómetros.
Pero, además, los rusos transportan su tienda de campaña incorporada a la parte de atrás del coche y ahí es donde duermen cada noche, tras montarla en el techo. Una aventura, de momento, con final feliz.
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