martes, 11 de enero de 2011

Dakar 2011: Visitamos la Mina San José en Copiapó






El lugar que concentró la atención mundial cuando rescataron a los 33 mineros es una atracción turística. Dos carabineros controlan la zona, donde sólo hay dos carteles de bienvenida.
La emoción de pisar tierra sagrada se mezclaba con la tensión de una carretera endemoniada, traicionera. La "camanchaca". A las 9.25 se produjo la partida hacia la mina de San José. fuimos en el Camion de Prensa del Ministerio de Turismo. Era a todo o nada. La nota que más esperábamos. Estar parado frente a un monumento de piedras ahora vacío dejaba a la luz las huellas de 69 días de sufrimiento, corridas y muchísimas personas dando caza a 33 mineros perdidos dentro de la montaña.

Media hora de curvas y acelerador en velocidad crucero bastaron para encontrar este cementerio de voces custodiado por dos carabineros. "La entrada está prohibida al público; todavía es zona de investigación", explican desde una gatera tan en ruinas como el resto del lugar. Los policías de acá se disculpan, pero reglas son reglas. Habrá que imaginar cómo era esto antes del suceso del siglo para Chile.

Testigo

El amigo "Cornejo", un Carabinero a cargo de la puerta de ingreso, fue quien gentilmente nos permitió ingresar, a penas a sacar un par de fotos y ver semejante mina, donde la vida y el milagro fueron testigos de estos 33 héroes que defendieron su vida y lograron salir de ese pozo profundo.
El carabinero estuvo cerca a la hora de la verdad. Vivió, lloró, festejó y caminó hasta las paredes con tal de conseguir una novedad de los "33".

"Mira, acá fue donde el presidente Piñera le mostró al mundo el papelito con esa frase patentada junto a la eternidad: ’estamos bien en el refugio. En el mismo baldío de piedras abandonadas no hay nada. Absolutamente nada. Ya no están las casitas fabricadas para los familiares que nunca se utilizaron; tampoco las tiendas de campaña en la zona de prensa.

Bienvenida

Sólo hay un par de carteles de bienvenida. Uno, el irónico, recibe a diario cerca de 100 curiosos que gastan 320 dólares en taxi con tal de admirar un predio mudo, aunque provocativo con una leyenda mentirosa. "Juntos haremos un faena segura", reza la chapa. Poco y nada tuvo que ver el mensaje con la desgracia ocurrida en esta mina ubicada a 50 kilómetros de Copiapó.


El gentil carabinero, señala los puntos de entrada del lugar. Está emocionado y no sólo por darle una mano al colega, sino porque vivió y relató todo lo sucedido aquella jornada que quedará en la historia de Chile.

No hay peligro de "camanchaca". Un playón de tierra y arena le da la espalda a la mina; una piedra blanca con un mensaje alentador y la rubrica de cada uno de los "33" no le pierde la mirada a la montaña.

Allí estará ella. Para siempre, dicen. Será la vigía de un gigante que no debe despertar jamas. Sus ojos deben permanecer cerrados. Las puertas de su mundo interior también, así el infierno sea sólo una pesadilla entre sueños incómodos.

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