El piloto Cristóbal Guerrero en un prolongado despertar

Guerrero se recupera muy lentamente del grave accidente que sufrió en enero durante el Dakar sudamericano
Apenas hace siete meses, Cristóbal Guerrero hacía su sueño realidad y tomaba la salida del Dakar. Era un rally nuevo, diferente. Este año, el paisaje africano dio paso a la belleza que atesoran Argentina y Chile. Pero la suerte le dio la espalda el 13 de enero. En la décima etapa del Dakar, el padre del campeón de España de enduro sufrió un grave accidente. El piloto malagueño de 48 años salvó la vida porque fue rápidamente trasladado al Hospital Regional de Copiapó. Allí disponían de material quirúrgico necesario para liberar la presión que sufría el cráneo de Guerrero tras el accidente. Copiapó es una zona de minas y las voladuras pueden provocar accidentes con cuadros médicos parecidos al del piloto. Fue el inicio del drama de esta familia volcada en el mundo de la moto de montaña.

Guerrero permaneció en Copiapó una semana en coma inducido. Después se le trasladó a la capital chilena y estuvo hospitalizado 43 días antes de ser trasladado a Barcelona e ingresado en el Instituto Guttmann. Pasado el peligro inicial del accidente y arribado a la capital catalana, Guerrero estaba listo para empezar la recuperación. Sin embargo, la evolución hasta ahora ha sido muy lenta. Hubo un punto en que la mejoría fue notoria con la recuperación de la conciencia, incluso empezó a comer por sí mismo, pero una crisis le hizo volver atrás. La familia ni el equipo médico pierden la esperanza. Saben que la recuperación de Cristóbal es una carrera de fondo. De momento, ya le ponen de pie, para que recupere la sensación de verticalidad, de equilibrio. Pero la evolución es muy lenta. Guerrero está disputando la etapa más importante de su vida que le tiene que llevar a ser el hombre que tomó la salida del Dakar.